Felicidades

Querida lectora,

Cada día nacemos un poco.

Dicen que la diferencia entre nosotros y los demás primates está en nuestro órgano cerebral. Procesamos información igual que cualquier otro animal: Algunas cosas están vivas y otras no; algunas cosas son color lila y otras no; algunas cosas las podemos tocar y otras no. Y aquí es cuando se pone más interesante la cosa, porque además de tener un sistema de aprendizaje bastante básico lo que importa es nuestro sistema de categorización. Son pocos los animales que pueden registrar y catalogar eficientemente los fenómenos que hemos descubierto en tan corto plazo. Cuando los griegos hipotetizaron la existencia del átomo, nunca se les habría ocurrido que algún día la raza humana estudiara cálculo y química en secundaria, ni que eventualmente llegáramos a aterrizar en la Luna tan relativamente fácil. La gran bendición de la raza humana es nuestro cerebro, y cada día esta máquina muscular se auto-ajusta y aprende de cada sensación que pasa por nuestro sistema nervioso. Es por esto que digo que cada día nacemos un poco y es importante reconocer la primera vez que comenzó a funcionar todo esto en nosotros, individualmente.

Cada día morimos un poco.

Comenzamos a morir desde el primer día de nuestras vidas. Cada cierto tiempo un bebé nacerá y seguirá viviendo hasta que su cuerpo se desgaste de energía y su capacidad de seguir dividiendo células cese. Pienso que la única avenida para el ser humano acceder la inmortalidad es descubrir una manera de continuar una incesable división de células. Nacemos pequeños y progresamos durante varias etapas de crecimiento hasta llegar a un punto decrépito, y simultáneamente comenzamos a enchicarnos un poco. ¿Te has dado cuenta de esta curiosidad? Nunca pudiera considerar esta realidad un pecado. De hecho estoy muy agradecido de mi mortalidad, es lo que me da razón de vivir. Si cada uno de nosotros va a terminar siendo un cuerpo descompuesto en la tierra, ¿para qué juzgar, para qué odiar y para qué destruir? Somos más iguales de lo que nos gusta pensar; cómo quisiera que los demás se dieran cuenta de esto. El día que esto ocurra coincidirá con el inicio de la paz verdadera. Entonces, que no se te olvide que la mortalidad sí nos limita en esta vida, que cada día morimos un poco, y es por eso que hay que vivir como mejor podamos.

Mil felicidades,

Roberto